Alrededor de 130 cardenales elegirán al sucesor de Francisco, y se necesita una mayoría de dos tercios para definir al próximo líder de la Iglesia católica. En los próximos días, los cardenales debatirán y conocerán a los posibles aspirantes, algunos con un enfoque pastoral y otros con un estilo más tradicional.
Simultáneamente, se iniciarán los preparativos para la reunión en la Capilla Sixtina, que incluyen la instalación de los hornos donde se quemarán las papeletas después de cada ronda de votación. Durante el Cónclave los observadores vigilan una chimenea situada en la parte superior de la Capilla Sixtina para determinar si se ha elegido un nuevo pontífice. En caso de no alcanzar un consenso tras la votación, se emite humo negro. Cuando se ha elegido un papa, el humo es blanco.

El término “Cónclave”, proveniente del latín que significa “con llave”, alude al aislamiento que se les impone a los cardenales, con el objetivo de evitar que el proceso electoral se extienda. La mayoría de los cardenales se alojarán en la Casa Santa Marta, que se construyó por orden del papa Juan Pablo II para sustituir a las habitaciones improvisadas en el palacio papal que los habían albergado anteriormente.
El 7 de mayo de 2025, la jornada dará inicio con una misa en la Basílica de San Pedro, posteriormente, los cardenales ingresarán a la Capilla Sixtina para ejercer su voto.